El uso de la “política del oxímoron” por parte de los gobiernos de los países occidentales se ha vuelto sistemático. El oxímoron, figura retórica que consiste en yuxtaponer dos nociones contrarias, permite a los poetas hacer sentir lo indecible y expresar lo inexpresable; en boca de los tecnócratas, sirve más que nada para hacer pasar gato por liebre. La burocracia vaticana no escapa a la regla; incluso puede decirse que es ella quien la inauguró. En efecto, la Iglesia tiene una larga práctica en antinomias, desde los herejes quemados vivos por amor hasta las cruzadas y demás “guerras santas”. Benedicto XVI, con la encíclica Caritas in veritate (“El amor en la verdad”) firmada el 29 de junio de 2009, nos ofrece un nuevo ejemplo a propósito de la economía.
Para algunos religiosos (Alex Zanotelli, Achille Rossi, Luigi Ciotti, Raimon Panikkar, sin olvidar la sulfúrea Teología de la Liberación), tanto como para (...)