A medida que caían los bastiones de los independentistas Tigres de Liberación Tamil (LTTE, siglas en inglés), a partir de marzo de 2008, el Gobierno esrilanqués internó en campos a los tamiles que vivían bajo la férula de la guerrilla, o sea cerca de 300.000 civiles. El complejo de campos de Menik Farm, en el distrito de Vavuniya, en el norte del país, albergó hasta 228.000 personas. Diez meses después de la derrota de los Tigres, 70.000 refugiados se encuentran todavía detrás de las alambradas de púas, esperando la autorización para volver a sus ciudades. El Ejército nos deja visitar uno de esos campos, llamado “poblado transitorio de bienestar”.
En la entrada, un retrato de seis metros de alto del presidente Mahinda Rajapaksa, con el brazo levantado en un gesto de victoria, domina las filas de barracas. El comandante del campo justifica la detención en masa de los tamiles: “Fue necesario (...)