En marzo de 2014, la anexión de Crimea por parte de Rusia y su injerencia militar en el este ucraniano enfriaron las estrechas relaciones bilaterales que Bielorrusia mantenía con su vecino ruso. “Al demostrar la capacidad de Moscú para imponerse por la fuerza, los acontecimientos ucranianos hicieron que el mito soviético de los pueblos hermanos ruso, ucraniano y bielorruso estallara en mil pedazos”, analiza Aleksandr Alesin, periodista especialista en cuestiones de defensa. Desde entonces, el presidente bielorruso Alexandre Lukashenko pretende distanciarse del Kremlin, pero sin darle la impresión de cuestionar sus intereses.
Lukashenko no buscar demoler las bases de una alianza estratégica creada desde su elección para la presidencia de esta antigua república soviética, en julio de 1994. Esta relación se ha tejido a través de diversos acuerdos bilaterales –la Comunidad de Estados Independientes, fundada en diciembre de 1991, o el Estado de la Unión de Rusia y Bielorrusia, instituido el (...)