En pleno centro de Ginebra, en el barrio de Rues basses, sólo un ojo atento distingue una pequeña placa dorada de Gunvor, una firma especializada en el negocio del petróleo ruso que, en 2011, tuvo una facturación de 80.000 millones de dólares, de la de un simple estudio de abogados. A diferencia de los relojeros y los banqueros, los negociantes de materias primas no instalan carteles luminosos para iluminar la rada de Ginebra, en el extremo del lago Lemán, ni financian vistosos anuncios publicitarios en las revistas.
En los últimos diez años, Ginebra se ha convertido en una de las principales plazas del comercio de materias primas, apareciendo como una rival de Londres y de Nueva York. Poco conocidas por el público, grandes firmas del negocio petrolero, minero o agrícola, como Vitol, Gunvor, Louis Dreyfus, Mercuria o Bunge, han fijado su domicilio entre Lausana y la ciudad de Calvino, donde otros (...)