Sistemáticamente presente en los espacios públicos y generalizada en los apartamentos de las ciudades, la televisión norcoreana se las ingenia para no sorprender nunca. En ella, se ve exactamente lo mismo que uno puede ver y escuchar cuando va al teatro (una obra populista con mensaje ideológico) o a un recital (coros militares). También se pueden ver las mismas películas antiguas que en el cine. Todo lo relacionado con la vida del país, en cambio, se limita a lo político y se muestra desde un ángulo positivo.
El canal nacional emite durante unas doce horas al día. En la programación de un domingo cualquiera, por ejemplo, se puede encontrar: noticias, canciones populares, una telenovela china sobre la guerra antijaponesa, otras canciones populares con letras políticas (“Oh, difunto líder”, “Oh, mi país natal”, etc.), a Kim Jong-un inaugurando cinco mil viviendas reservadas a científicos y dos torres para profesores de la Universidad (...)