“La guerra contra las drogas es un fracaso”. El informe publicado el 30 de septiembre de 2013 en el sitio internet del British Medical Journal no deja lugar a dudas: las políticas prohibicionistas –vinculadas al nombre del presidente estadounidense Richard Nixon, quien el 17 de julio de 1971 había elevado las drogas a la categoría de “enemigo público número uno”– no funcionaron como se esperaba. Entre 1990 y 2010, el precio medio de los opiáceos y de la cocaína bajó respectivamente en un 74% y un 51%, tomando en cuenta la inflación y la mejora en la pureza de los productos. ¿No será tiempo de aplicar otro método para luchar contra el flagelo de los estupefacientes, como hicieron los estados de Washington y de Colorado en Estados Unidos, o como lo hizo Uruguay? (léase el artículo de J. Hari, "¿Por qué Uruguay legaliza el cannabis?").
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