Transcurridos casi dos años del inicio de la pandemia de la covid-19, se hace complicado calibrar desde el punto de vista sanitario los efectos de las medidas impuestas por las autoridades de los diferentes países. En el plano social, en cambio, son de una claridad turbadora: auxiliares de enfermería, cuidadores a domicilio, transportistas, cajeras, limpiadores, y un largo etcétera, todos ellos héroes de los tiempos del virus que fueron aclamados por el poder y aplaudidos desde los balcones durante la primavera de 2020, actualmente han sido devueltos a las tinieblas donde normalmente los relega el orden económico. Pese a las promesas de un “mundo pospandemia” que subordinaría las distinciones sociales a la utilidad común, ni las condiciones de trabajo ni el estatus de estos servicios esenciales han visto progreso alguno.
Para la industria informática, en cambio, la covid-19 ha servido para allanar el camino a un jardín de las delicias: “Las (...)