El historiador futuro no dejará de asombrarse ante un fenómeno que caracteriza a nuestra sociedad y a nuestro tiempo. A la crisis económica se suma una crisis política: según prestigiosos autores, se está produciendo un vaciamiento de la democracia, que retrocede ante las grandes fortunas y la “plutocracia”. Pero ¿hay en Ocidente una izquierda capaz de hacer este análisis y esta denuncia y, a partir de ahí, articular un proyecto de lucha y transformación política de lo existente?
De hecho, la izquierda se encoge justo cuando debería reaccionar con más energía ante los procesos de polarización social y redistribución masiva de la renta a favor de las grandes fortunas (a menudo parasitarias), ante la reaparición de guerras coloniales o neocoloniales y la amenaza de guerras a gran escala, ante la restricción y distorsión de la esfera pública provocada por la “plutocracia” y por una industria de la mentira más floreciente, poderosa (...)