Ante armas cada vez más perfeccionadas, el soldado “se convierte en el eslabón débil” de los sistemas defensivos. Esta constatación de la Agencia Estadounidense para Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA por sus siglas en inglés), formulada en un informe no clasificado que data de 2002, lleva rápidamente a una segunda: incluso aunque los robots se expanden por el campo de batalla, el Ejército no puede prescindir de los soldados. Por lo tanto, la agencia ha movilizado los saberes disponibles para mejorar el cuerpo y la mente de los combatientes. Y producir un “supersoldado”.
En los años 1990, la DARPA comenzó a interesarse en profundidad por la biología, con la intención de transformar el cuerpo humano para prepararlo para la guerra. En 2014 reunió a profesionales de las ciencias de la vida y a físicos en una Oficina de Tecnologías Biológicas (Biological Technologies Office). “Desde ese día –anuncia la agencia–, (...)