“Nuestro mejor agente publicitario es el gobierno. Su represión hace que seamos populares. Aquí, de los 4.000 prisioneros, más de 1.000 son simpatizantes de nuestro movimiento”. Desde marzo de 2004 John Maina Njenga y 32 de sus lugartenientes están detenidos en la prisión de alta seguridad de Kamiti, muy cerca de Nairobi, “en celdas previstas para 3 y en las que somos 12, sin colchones”. El jefe de la milicia Mungiki y sus cómplices están acusados de asesinato por el Estado de Kenia. El proceso no parece inquietar demasiado al líder de 36 años: “No soy culpable, los medios de comunicación nos satanizan. Es una maquinación más contra nuestro movimiento”.
Metrópoli centenaria de tres millones de habitantes, Nairobi es una de las ciudades más afectadas por la inseguridad en toda el África subsahariana. Según la prensa nacional, la sombra del Mungiki, verdadero ejército secreto, se proyectaría sobre varios de los casos (...)