En estos momentos, hacia la mitad de su mandato, Luiz Inácio “Lula” da Silva ya no puede contar con el apoyo incondicional de los movimientos sociales. Algunos de ellos, los más radicales, se oponen abiertamente a su gobierno. Otros, como el Movimiento de los trabajadores rurales Sin Tierra (MST), adoptan una posición crítica pero de diálogo, en palabras del dirigente más conocido del MST, João Pedro Stedile. Otros más, como la Central Única de los Trabajadores (CUT), recusan la política económica del gobierno al tiempo que apoyan a Lula, aunque cada vez más tímidamente.
Las sucesivas apariciones de Lula en el Foro Social Mundial y el Foro Económico de Davos, al comienzo de su mandato, en enero de 2003, contrariaron desde un principio a ciertos sectores sociales que estimaban imposible toda forma de mediación entre ambos foros, considerados contradictorios. Otros vieron en esos viajes la voluntad de estar presente en todos (...)