Un estudio del Transnational Institute (TNI) sobre la “industria de la privatización en Europa”, publicado en febrero de 2016, llega a la conclusión de que “no existe ninguna prueba que demuestre que las empresas privatizadas ofrecen un servicio más eficaz”. Al contrario, la ola de privatizaciones ha provocado la caída de los salarios, ha deteriorado las condiciones laborales y ha aumentado las desigualdades de ingresos.
En este aspecto, Grecia constituye un caso paradigmático. Durante la crisis provocada por su endeudamiento, el país se vio obligado por sus acreedores a vender al mejor postor la mayor cantidad posible de sus empresas públicas o mixtas, con el único objetivo de saldar sus deudas. Esta subasta de los bienes colectivos es uno de los aspectos más absurdos de los “planes de rescate” impuestos desde 2010 por la troika, que empujaron a la economía griega a una interminable recesión. Exigir a un Estado en crisis (...)