El Gran Azul se resquebraja. Bajo el azul oscuro aparentemente homogéneo y continuo de los mapas, hay discretas fronteras que dividen el espacio marítimo. El corazón de los océanos se mantiene relativamente a salvo, pero los mares y las plataformas continentales oceánicas son explotados cada vez con mayor intensidad para usos pesqueros, comerciales, industriales o recreativos. Durante mucho tiempo, esas vastas zonas cercanas a las costas han escondido los productos secundarios de nuestras sociedades: residuos domésticos, contaminación química, deshechos. Ahora desempeñan el papel de depósitos de recursos al servicio de la economía.
Las actividades humanas traspasaron nuevas fronteras progresivamente durante la segunda mitad del siglo XX: crecimiento de los intercambios marítimos (1960), explotación incrementada de hidrocarburos en el mar (1970), generalización del uso del contenedor y desarrollo de la acuicultura marina (1980), primeros parques eólicos (1990), energías renovables marinas (2000). Junto a los antiguos usos del mar (pesca, navegación, extracción de (...)