- Selçuk
Cada mes de enero, a Sabrina Cadoret le vuelve a invadir el dolor de aquel comienzo del año 2014, cuando su marido Laurent recibió la carta de despido de Goodyear. Este treintañero fabricaba neumáticos desde hacía doce años en la planta de Amiens-Nord, en el departamento francés de Somme. Un año antes, después de cinco años de lucha sindical, la dirección del grupo había dejado constancia del cierre de la fábrica. El choque fue de tal magnitud que, el 30 de marzo de 2014, Laurent Cadoret se ahorcó en el centro de tratamiento donde fue admitido por depresión, aturdido por las pastillas, recluido en una habitación con una ventana atravesada por barrotes. “Su despido marcó el final de todo –relata su viuda con la voz rota–. Su trabajo era algo sagrado, y no paraba de decirme (...)