El consenso existente sobre el turismo se caracteriza por la exclusión de cualquier dimensión política, y por la sola valoración de su carácter lúdico y económico. Las ciencias sociales han contribuido a mitificar el turismo, en el sentido en el que Roland Barthes define el mito: una palabra despolitizada y sustraída de la historia. Ese fenómeno se entiende mejor aún si seguimos la hipótesis del filósofo Tony Andreani: el campo de la democracia y de la cultura política pertenecería en gran parte a la esfera del trabajo y no a la del tiempo libre.
A la mitología turística tampoco le queda mucho. Abundan las imágenes que muestran el abandono de los roles sociales, como en una publicidad de la agencia de viajes Opodo (2007) en la cual dos turistas en una playa de la Isla Mauricio, se meten en el agua luego de haberse quitado no sólo su ropa de ciudad, (...)