La vida política turca dio un paso más hacia el abismo que amenazaba con engullirla el 20 de mayo de 2016, cuando la aprobación de una enmienda temporal de la Constitución posibilitó el levantamiento inmediato de la inmunidad parlamentaria de varias decenas de diputados. El artículo que se aprobó ese día, no sólo se burla de la Constitución en sí misma, sino también de los principios universales del derecho y de la democracia.
La enmienda, introducida por orden del presidente Recep Tayyip Erdogan, apuntaba principalmente al Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP), el grupo de oposición más dinámico en el Parlamento. Se establecieron nada menos que 417 cargos contra 53 diputados del HDP por opiniones expresadas en reuniones públicas. En otras palabras, son perseguidos exclusivamente por su ejercicio del derecho fundamental a la libertad de expresión. Erdogan da así un paso más en su intento de proscribir al HDP (...)