En la noche del 25 al 26 de octubre pasado, una granada ofensiva de la gendarmería mató a Rémi Fraisse, un manifestante de 21 años. Pero el Gobierno francés esperó dos días para reaccionar. Es infinitamente más rápido cuando se trata de honrar la memoria del director de una compañía petrolera fallecido en un accidente de avión. Por su parte, el presidente socialista del Consejo General del departamento de Tarn juzgó directamente que morir por las ideas es “estúpido y sin sentido”. A decir verdad, su propia idea –terminar la construcción de una presa reclamada por las personas notables de su departamento– nunca lo ha expuesto al mismo tipo de peligro. Incluso, le ha favorecido en su reelección al Senado. Sin embargo, es probable que la granada que arrojaron los gendarmes también haya matado este proyecto de presa. ¿Hace falta morir en una manifestación para hacer triunfar las ideas?
En enero (...)