Tantas veces pronunciadas en relación a asesinatos y casos de pedofilia, deletreadas para explicar enfermedades terribles y citadas para describir los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), las tres letras ADN sufren las consecuencias de un “contexto” indiscutiblemente menos favorable que las letras LSD en sus tiempos de gloria. Aluden a una sustancia inquietante, misteriosa, casi inmaterial... Y sin embargo: cada célula de nuestro cuerpo contiene dos moléculas de ADN (ácido desoxirribonucleico). Con su billón de células, cada ser humano posee aproximadamente 200 gramos de ADN, peso que se mantiene constante a lo largo de la vida, ya que nuevas células reemplazan continuamente a las que mueren. Se trata pues de algo real, con masa y forma, la famosa doble hélice.
“¡No toquen mi ADN!”, proclamaban las pancartas durante un mitin organizado en octubre de 2007 contra los análisis genéticos que una enmienda francesa proponía realizar a quienes pretenden inmigrar. Mi percepción de (...)