“Las municipales no son la tercera vuelta de las elecciones presidenciales”, advertía Eric Woerth, el domingo 16 de marzo de 2008, ante unos dirigentes socialistas contentos por los resultados de su partido. Algunas semanas antes, el 28 de febrero de 2008, la publicación semanal Marianne publicaba un sondeo un poco sorprendente: si las elecciones se hubieran celebrado en esa fecha, Ségolène Royal habría ganado a Nicolas Sarkozy con un 51% de los votos frente a un 49%...
Una sospecha permanente de ilegitimidad parece, en efecto, pesar sobre el resultado de las elecciones presidenciales de 2007. Sin embargo, la consulta se desarrolló según los cánones de la democracia conocida como “moderna”. La tasa de participación incluso fue particularmente elevada, alcanzando el 84%, récord de los últimos veinte años en este tipo de escrutinio; las programas de televisión especializadas obtuvieron notables niveles de audiencia; el aumento puntual de las tiradas de la (...)