Presentarse como el oponente privilegiado de sus homólogos extranjeros calificados de “iliberales” es un ejercicio al que el presidente francés Emmanuel Macron se presta con gusto. Primero fue el turno del primer ministro húngaro Viktor Orbán; después el del dirigente de la Liga italiana Matteo Salvini. Los incendios que están devastando la selva amazónica desde el comienzo del año, le ofrecieron un nuevo adversario con un perfil ideal: el presidente brasileño de extrema derecha Jair Bolsonaro: misógino, homófobo y escéptico del cambio climático. Mientras que, a finales de agosto, la revista Science establecía el vínculo entre las nubes de humo que ensombrecían el cielo brasileño hasta São Paulo y la política de deforestación alentada por Brasilia, Macron sugirió que se le confiriera “un estatus internacional a la selva del Amazonas, en el caso de que los dirigentes de la región tomaran decisiones que perjudicaran al planeta”.
¿Una selva milenaria rescatada de (...)