El nuevo incremento del hambre en el mundo es consecuencia de distintos factores, tanto políticos como económicos y sociales. En esta ecuación un factor clave que ha jugado un papel destacado es la dependencia de muchos de los países pobres de los precios de los productos básicos en los mercados internacionales, un factor que afecta de forma directa a la seguridad alimentaria y la nutrición.
Una consecuencia clara de la integración de los países pobres en la economía global es su exposición a la vulnerabilidad externa de los flujos comerciales y que depende asimismo de las características estructurales de sus economías. Esta vulnerabilidad tiene relación directa con lo que se produce en esos países y lo que comercian con el resto del mundo, que en esencia son productos básicos primarios.
A la tendencia al aumento de los precios de los productos básicos que empezó en 2003 y el período de extrema volatilidad de los precios de 2008 les han seguido cinco años consecutivos, de 2011 a 2016, en que los precios mundiales de los productos básicos han disminuido notablemente (ver figura 26). Es decir, la demanda mundial de productos básicos está disminuyendo y la perspectiva es que el crecimiento se podría frenar en el próximo decenio, en especial con respecto a la agricultura y los metales.
A pesar de que los precios globales de los productos básicos todavía siguen siendo más elevados que antes del aumento repentino de 2007-08, muchos de los países que son muy dependientes de la exportación de productos básicos para generar ingresos, no han sido capaces de utilizar las ganancias extraordinarias, obtenidas del aumento de los precios de los productos básicos, para diversificar su economía y reducir la vulnerabilidad ante las perturbaciones futuras de los precios.
Actualmente, muchos países son igual de dependientes de productos básicos que antes, e incluso más, con algunas excepciones como Argentina, China y México. Hay muchas razones que lo explican. La diversificación y la mejora de las estructuras productivas y las capacidades a partir de las que se crea y se distribuye la riqueza no son tareas fáciles y se tarda varios años en conseguirlas. Asimismo, se necesitan políticas eficaces, la colaboración efectiva entre los sectores público y privado y un alto grado de inversión.
¿Por qué es importante la dependencia de los productos básicos?
La dependencia de los productos básicos es importante porque aumenta la vulnerabilidad de los países ante las fluctuaciones de los precios mundiales. Los episodios de desaceleración y el debilitamiento del crecimiento económico que se han producido recientemente en muchas regiones se pueden explicar, en buena parte, por la disminución acusada de los precios de los productos básicos. Esto está afectando a los países que dependen de la exportación de dichos productos, en particular de América del Sur, pero también a otras regiones como Asia y algunos países de África.
En los países dependientes de la importación de productos básicos, la proporción de alimentos y combustible importados en relación con el total de mercancías comercializadas es elevada, mientras que, en los países dependientes de la exportación de productos básicos, el grueso de los ingresos de las exportaciones se obtiene de los productos básicos primarios.
Del total de 134 países de ingresos bajos y medianos estudiados para el período 1995-2017,102 se clasifican en uno de los tres tipos de dependencia de productos básicos elevada, mientras que los otros 32 son poco dependientes de productos básicos. Los países muy dependientes de productos básicos presentan varias combinaciones de dependencia de la importación y la exportación que implican vulnerabilidades distintas ante los precios de los productos básicos y diferentes vínculos con la seguridad alimentaria y la nutrición.
De los 134 países de ingresos bajos y medianos, 97 son importadores netos de alimentos. De ellos, 80 presentan también algún grado de dependencia de productos básicos: 23 son muy dependientes de la exportación de productos básicos, 20 lo son de la importación de productos básicos y 37 adolecen de ambos tipos de dependencia.
En 2018, 807 millones de personas subalimentadas y 154 millones de niños menores de cinco años con retraso del crecimiento vivían en países de ingresos bajos y medianos: de éstos, alrededor de 381 millones y 73 millones, respectivamente, vivían en países muy dependientes de productos básicos. En cuanto a los países que se enfrentan a crisis alimentarias, en 2018 la situación fue incluso peor: casi 109 millones de los 113 millones de personas que padecían inseguridad alimentaria aguda en grado de crisis y que requerían medidas humanitarias urgentes también vivían en países de ingresos bajos y medianos muy dependientes de productos básicos.
En un minucioso examen del crecimiento del PIB real per cápita en países de ingresos bajos y medianos durante el reciente período de disminución de los precios de los productos básicos, entre 2011 y 2017, se pone de manifiesto una diferencia asombrosa en el crecimiento económico durante ese período de los países muy dependientes de productos básicos respecto de los que no presentaban esta característica. El crecimiento medio del PIB real per cápita en los países muy dependientes de productos básicos se redujo de forma drástica y constante entre 2012 y 2015, a lo que siguió una cierta mejora que, no obstante, seguía siendo significativamente inferior a la de los países poco dependientes de productos básicos. Además, muchos de los países muy dependientes (67 de 102) también experimentaron un aumento del hambre o un empeoramiento de la situación de crisis durante el mismo período. En estos países, la desaceleración de la economía fue más acusada y el debilitamiento de la economía, más profundo y duradero.
En un estudio reciente de la FAO en el que se analizaron 129 países de ingresos bajos y medianos durante 1995-2017, se observó que la dependencia elevada de la exportación y la importación de productos básicos primarios tiene un efecto negativo estadísticamente significativo en la seguridad alimentaria. En el período estudiado, el aumento medio de la dependencia de la exportación de productos básicos primarios del 1% conllevaba un aumento medio del 2,2% anual de la prevalencia de la subalimentación. En muchos de ellos, los ingresos derivados de la exportación crecieron notablemente y, por lo general, el crecimiento económico aumentó. Sin embargo, en los países importadores netos de alimentos y muy dependientes de la importación de productos básicos, estos períodos de aumento repentino de los precios pueden plantear más dificultades para la seguridad alimentaria y la nutrición. Esto es lo que puede ocurrir en particular en los países compradores netos de alimentos debido a la inflación de los precios de los alimentos importados. Por otro lado, los elevados precios de los alimentos, en especial los de los cereales, pueden ser un gran aliciente para aumentar la producción agrícola, cuyos efectos positivos contrarrestan los efectos perjudiciales de los precios elevados de los alimentos (por ejemplo, para los compradores netos de alimentos) con un efecto neto positivo en la seguridad alimentaria y la nutrición.