Los griegos no necesitan que les expliquen el significado de la palabra “democracia”. Sin embargo, desde que han llevado al poder a una fuerza de izquierdas decidida a dar la espalda a las políticas de austeridad que desde hace seis años los atormentan, las lecciones llueven sobre sus cabezas. Estas reprimendas son dispensadas por maestros de escuela que saben de lo que hablan. ¿Acaso no impusieron tratados rechazados por sufragio popular y renegaron de sus compromisos de campaña en cuanto ganaron las elecciones? Actualmente, una prueba de fuerza los enfrenta a quienes quieren cumplir con lo que prometieron, y con aquello en lo que creen. Ésta será más dura en la medida en que estos últimos podrían transmitir a terceros, hasta ahora resignados a su impotencia, ideas de resistencia. Más allá de la suerte de Grecia, este enfrentamiento compromete el destino de la democracia europea.
Tan pronto como se conoció la (...)