Mientras la guerra en Ucrania oriental tomaba en enero un carácter ofensivo, los segundos acuerdos de Minsk parecen ser el fruto de esfuerzos diplomáticos emprendidos in extremis. Se habría necesitado todo el peso de la pareja franco-alemana para ofrecer una nueva posibilidad de paz. La mención por parte de Washington, a principios de febrero, de una posible entrega de armamento pesado a los ucranianos condujo a París y Berlín a lanzar una iniciativa al más alto nivel con el fin de evitar el riesgo de una escalada militar con Rusia.
Fueron necesarias cerca de dieciséis horas de negociaciones para que los representantes del “formato Normandía” –el presidente francés François Hollande, la canciller alemana Ángela Merkel, el primer ministro ucraniano Petró Poroshenko y el presidente ruso Vladímir Putin– reunidos el 12 de febrero en la capital bielorrusa, pudieran llegar a un compromiso. Los acuerdos de Minsk 2, que comprenden trece puntos y (...)