“Tenemos muchas cosas en común con la India, fundamentalmente una civilización brillante, la humillación consecutiva a la ocupación y una población numerosa”. Con esa enumeración, el profesor Yang Baoyun, vicepresidente del Centro de Estudios para Asia-Pacífico de la Universidad de Beida en Pekín, pretende poner de manifiesto que los puntos de convergencia entre los dos gigantes asiáticos son mucho más importantes que las fuentes de conflicto.
Los dos países más poblados del mundo, 1.200 millones de habitantes en la India y 1.300 en China, tratan de unir los cabos de su historia común. En el siglo XVIII, entre ambos representaban cerca del 50% de la producción mundial (33% China y 16% la India). Pero sus vínculos tienen raíces aún más profundas: “Las relaciones entre China y la India –escribió el economista Amartya Sen, en un artículo publicado en la New York Review of Books– comenzaron con el comercio, y no con (...)