La agricultura contribuye mucho más al calentamiento global de lo que se suele imaginar. A escala mundial, la proporción de la producción agrícola en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) se calcula en un 14%. En Francia, ésta habría alcanzado el 21% en 2012. El sector agrícola francés dispondría de un inmenso potencial de reducción de los GEI si se apartara de su senda para explorar otros caminos.
En 2014, el Ministro de Agricultura impulsó una “ley sobre el futuro de la agricultura” destinada expresamente a promover la agroecología, la cual debe favorecer prácticas virtuosas, permitiendo reducir los insumos químicos y el consumo de energías fósiles. Pero esto implica cambios profundos de enfoque que, por el momento, sólo han sido puestos en marcha por una pequeña minoría de campesinos y olvidados en la solución de crisis. Esto supone también romper con la lógica del libre comercio y del productivismo.
Algunos (...)