La enfermedad de nuestra época no es el individualismo, es el egoísmo, ese self love, caro a Adam Smith y cantado por todo el pensamiento liberal. Es una época de promoción del egoísmo, de producción de egos ciegos o enceguecidos, en la medida en que no se dan cuenta de hasta qué punto pueden estar masificados. Se trata precisamente del ego, porque las personas se creen iguales cuando en realidad han pasado a estar bajo el control de eso que se denomina “el rebaño”. En este caso, el de los consumidores.
Vivir en rebaño aparentando ser libres sólo prueba una relación consigo mismo catastróficamente alienada, en la medida en que supone haber erigido como norma de vida una relación mentirosa consigo mismo. Y, a partir de ahí, también con los otros. Así, les mentimos descaradamente a los otros, los que viven fuera de las democracias liberales, cuando les decimos que (...)