El 20 de octubre de 1944, jóvenes militares guatemaltecos portadores de las aspiraciones de las clases media y alta de la capital pusieron fin a doce años de una feroz dictadura. La “Revolución de Octubre”, expresión que califica por extensión a la década siguiente, marca, según el historiador Sergio Tischler Visquerra “el fin del Estado-rancho”, es decir, un Estado al servicio de los intereses privados de latifundistas y de compañías extranjeras, como la estadounidense United Fruit (UFCO).
La junta revolucionaria y más tarde la presidencia de Juan José Arévalo, que comenzó el 15 de marzo de 1945, iniciaron un vasto proceso de institucionalización y democratización con dos importantes aportaciones. En 1947, el Código de Trabajo abolió una servidumbre amparada por la ley desde finales del siglo XIX. A partir de 1949, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social garantizó la atención gratuita a los ciudadanos.
Jacobo Árbenz Guzmán asumió el poder en 1951. (...)