Poseedora, a través de sus multinacionales, de importantes intereses económicos en América Latina, España conoce en detalle la realidad de las relaciones de fuerza. Y por lo tanto evita la confrontación. No obstante, su actuación se basa en una lógica muy clara.
Considerado un “padre fundador”, pero convertido en representante itinerante del capital ibérico, Felipe González se mantuvo fiel a sus viejos “camaradas”, entre ellos, el ex presidente peruano Alan García, tan ferozmente conservador durante su segundo mandato (2006-2011) como valientemente progresista al enfrentarse al Fondo Monetario Internacional (FMI) durante el primero (1985-1990). Más a la izquierda, el ex presidente del gobierno José Luis Rodriguez Zapatero consagró sin embargo los treinta minutos de su discurso en la XVII Cumbre Iberoamericana (en Santiago de Chile, en noviembre de 2007) a erigirse en defensor del social-liberalismo. Ejemplo significativo: si bien Madrid condonó 73 millones de euros de la deuda boliviana con la llegada (...)