Es una práctica ilegal, pero ampliamente difundida: ¿por qué esperar a que un canal de televisión nacional se decida a emitir la nueva temporada de una serie extranjera (por lo general estadounidense) que nos gusta, cuando podemos descargar los episodios de Internet inmediatamente después de su difusión en su país de origen? Para aquel que no habla inglés con fluidez, o danés –en el caso de Borgen, por ejemplo–, está el problema de la comprensión.
Si bien subir un vídeo a una plataforma de descargas es bastante fácil, el subtitulado –a fortiori en varias lenguas– de miles de episodios representa un trabajo hercúleo. Sin embargo, unas horas después de la primera difusión del codiciado episodio, todos podemos encontrar en los sitios web especializados un archivo con los subtítulos en nuestra lengua –francés, húngaro, ruso, croata, español, farsi, etc.– que corresponde a su archivo de vídeo. Este prodigio es posible gracias a (...)