Es una obsesión en la retórica del Kremlin: la independencia de las “repúblicas populares” de Donetsk y de Lugansk es tan legítima como la proclamada por Kosovo el 17 de febrero de 2008. El presidente ruso Vladímir Putin lo reiteró cuando recibió en Moscú al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, el pasado 26 de abril.
Rusia ya invocó este “precedente” balcánico para justificar su reconocimiento de las repúblicas de Abjasia y de Osetia del Sur, en agosto de 2008, así como de la anexión de Crimea en 2014. En un mundo dominado por las relaciones de poder, donde todos los instrumentos del multilateralismo parecen haberse vuelto inoperativos, nunca antes habían sido tan prevalentes las invocaciones al derecho internacional. Pero ¿qué establece exactamente la Carta de las Naciones Unidas? Esta se fundamenta en dos principios potencialmente contradictorios: el de la soberanía de los Estados y (...)