En los suburbios de Lima, los muros están cubiertos con carteles electorales naranja, el color del movimiento Fuerza Popular de Keiko Fujimori. Se la ve triunfante, con una amplia sonrisa. La hija del dictador Alberto Fujimori y ex primera dama del país obtuvo una amplia mayoría en el Congreso el pasado 10 de abril, día de las elecciones legislativas y de la primera vuelta de las presidenciales. ¿Su promesa? El regreso del orden. Su rival en la segunda vuelta es Pedro Pablo Kuczynski, quien representa al ala más frenética de la derecha liberal.
Más allá de la hegemonía de las formaciones conservadoras, tanto menos discutida cuanto que molesta poco a los medios de comunicación, la campaña ha estado marcada por irregularidades y por sospechas de fraude. Un mes antes de la votación, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), la más alta instancia electoral de Perú, excluyó de la carrera al economista (...)