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Dossier: Por qué pierde la izquierda

Nos gustaría, pero ya no podemos...

La derrota no afecta solo a Francia, Alemania o Reino Unido. Y la victoria de la izquierda en Chile no basta para hacer desaparecer el problema. En los últimos veinte años, el capitalismo ha sufrido una crisis tras otra y mareas humanas han exigido a sus dirigentes “que se vayan”; todo sin que el orden neoliberal vigente se haya visto seriamente sacudido. Y es la extrema derecha la que está en alza. Los errores y las renuncias de la izquierda en el poder, en particular en Europa, explican que no se haya beneficiado del descontento general. Pero, más allá de su historial de fracasos, ¿qué posibilidades serias le quedan de transformar la sociedad cuando su divorcio de las clases populares es casi total?

por Benoît Bréville y Serge Halimi, enero de 2022

Francia vivirá unas elecciones presidenciales dentro de tres meses y la sensación de que la izquierda volverá a perder está bastante más que asentada. El sentimiento es tanto más poderoso cuanto que, incluso en el improbable caso de que se uniesen durante el tiempo que duran unas elecciones, las distintas tendencias que componen esta “familia” ya no tienen mucho en común. Uno se pregunta cómo podrían gobernar juntas cuando se oponen en temas tan esenciales como la fiscalidad, la edad de jubilación, la Unión Europea, el fin o el mantenimiento de la energía nuclear, la política de defensa o las relaciones con ­Washington, Moscú y Pekín. Solo les sigue uniendo el miedo común a la extrema derecha. Sin embargo, en las últimas cuatro décadas el ascenso de esta ha continuado, por más que “la izquierda” ha estado en el poder durante veinte años (1981-1986, 1988-1993, 1997-2002, 2012-2017). Puede decirse que (...)

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DossierPor qué pierde la izquierda

Es invierno para la izquierda europea. Lejos de las esperanzas suscitadas en sus inicios, también las nuevas formaciones críticas con la socialdemocracia están debilitadas. Incapaz de escuchar las aspiraciones populares y de aprovechar el descontento general, la izquierda tiende a encerrarse en un discurso en el que el patetismo compite con la sensiblería. Espera reunir, gracias a una retórica de (...)
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