Por debajo de cierto umbral, una derrota electoral se convierte en una tunda. Y probablemente así es como debería calificarse el desastroso 4,9% obtenido por el partido alemán de Die Linke (La Izquierda) en las elecciones federales del pasado septiembre. Solo la aplicación de una cláusula especial les ha salvado de quedar excluidos del Parlamento Federal alemán, el Bundestag: aunque no se supere el umbral del 5%, el partido que obtenga tres mandatos directos, es decir, que sea el más votado en al menos tres circunscripciones (de 299) puede formar un grupo parlamentario. Y en estas elecciones, Die Linke obtuvo precisamente tres mandatos directos: dos en Berlín y uno en Leipzig.
En todo caso, la continuidad en el Parlamento no oculta la debacle espectacular que ha sufrido esta formación política, que rozaba el 12% en 2009 y aún mantenía el 9,2% en 2017. En esta ocasión solo ha logrado la confianza (...)