El 6 de noviembre de 2017, en un artículo iracundo del The New York Times titulado “El aniversario del Apocalipsis”, la columnista Michelle Goldberg reflexionó sobre el primer año del mandato de Donald Trump. Lo describía como una “pesadilla”, durante la que “lo impensable se ha convertido en cotidiano”. A juzgar por la retahíla de reproches que se le dirigen al multimillonario desde el conjunto de expertos y de las elites de “BosNyWash” (Boston-Nueva York-Washington), Goldberg no parece ser la única en experimentar un sentimiento de desposesión en relación con la evolución que está viviendo Estados Unidos desde la investidura de su presidente número 45.
El desajuste entre la Administración actual y las elites tradicionales estadounidenses se revela en la escena política interna. El presente, agitado por las declaraciones y caprichos de Trump, así como por las denuncias de unos opositores cada vez más crispados, parece cada vez más una pelea (...)