En el país de la estabilidad, hay un ámbito reputado aún más refractario al cambio que el culto a la moneda fuerte y el amor por las cuentas equilibradas: la política exterior, basada tradicionalmente en la construcción europea y en el vínculo transatlántico. Sin embargo, el mapa de las potencias aliadas de Berlín experimenta desde hace tres años una transformación inédita a medida que la lista de amigos satisfechos se encoge y se amplía la de socios descontentos. Las relaciones con el presidente estadounidense Donald Trump oscilan entre lo alicaído y lo execrable; las relaciones con Turquía han rozado el punto de una ruptura; aquellas con los países de Europa Central se distienden. En 2015, la “terapia de choque” que la Unión Europea infligió al pueblo griego por instigación de Alemania daba a los países latinos un estremecedor anticipo del destino prometido a los contrarios a la austeridad. Y, como (...)
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De Varsovia a Washington, un Mayo del 68 al revés
Alemania bajo la presión de sus aliados
En ambas orillas del Atlántico, el auge de dirigentes conservadores y nacionalistas pone a la defensiva a los partidarios del proyecto europeo y de las “sociedades abiertas”. Así, Alemania ve alejarse a dos aliados estratégicos: Europa Central, donde triunfa el autoritarismo, y Estados Unidos, tentado por el unilateralismo. ¿Marca este movimiento el final de la era liberal?
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