Montézic, en la zona rural del departamento francés de Aveyron, comienzos de noviembre de 2018. Ninguna edificación en el horizonte, a excepción, en las alturas, del castillo de Valon, vestigio del siglo XII. Apretados, junto a cuatro agentes de Électricité de France (EDF) en un vehículo de la compañía, nos adentramos en la boca de una caverna. Ochocientos metros más abajo, la cavidad artificial alberga bajo una elevada bóveda a cuatro grupos de producción hidroeléctrica preparados para turbinar el agua del Truyère, un afluente del río Lot. En menos de dos minutos, las turbinas-alternadores pueden ponerse en marcha y producir el equivalente en electricidad de un reactor nuclear. “Es como si uno cogiera el Sena en París y, de repente, lo parara y le dijera: ‘Te elevo hasta la punta de la torre Eiffel’”, explica Benoît Desaint, director de la unidad de producción del Macizo Central en EDF.
Una central hidroeléctrica (...)