Es comprensible que, ante la perspectiva de las elecciones para el Parlamento Europeo de 2014, los partidos socialistas y socialdemócratas busquen por todos los medios disociarse de las políticas europeas, esas políticas –que ellos votaron– que son tan impopulares. A modo de divertimiento y para no tener que cargar con ese fardo, se proponen llevar adelante una campaña común en los 28 Estados miembros con un objetivo: reorientar la Unión Europea (UE); y con un medio para lograrlo: obtener una mayoría en el Parlamento Europeo que permita el acceso de uno de los suyos a la presidencia de la Comisión Europea en sustitución del ultraliberal José Manuel Barroso. Para ese puesto eligieron a un candidato que los socialistas franceses presentan, sin esbozar una sonrisa, como “el mejor de nosotros”: Martin Schulz, dirigente del Partido Socialdemócrata alemán (SPD, por sus siglas en alemán) y actual presidente del Parlamento Europeo.
Esta estrategia es, (...)