Si bien los chiíes apenas representan alrededor de una quinta parte de los paquistaníes, el conflicto con los suníes es un desafío para el país que no sería exagerado calificar como existencial. Los fundadores habían concebido a Pakistán como la tierra de acogida de los musulmanes de Asia del Sur y esta línea demarcadora pone en cuestión la unidad islámica.
El sectarismo –según el nombre en clave que designa al conflicto entre suníes y chiíes en Pakistán– es tan contrario al espíritu del proyecto paquistaní que sólo podía ser un producto de importación. Si bien existían tensiones latentes en la India británica, estas nunca interfirieron con la ideología de la Liga Musulmana. Su líder –y fundador de Pakistán–, Muhammad Alí Jinnah, era ismaelita, es decir, miembro de una corriente del chiísmo, y el país ha tenido otros líderes chiíes, tanto militares, como Muhammad Yahya Khan (1917-1980), presidente desde 1969 hasta 1971, (...)