La estación seca en Burkina Faso durará todavía unos días más. Pero pronto ya no se podrá pasar por Bissiri, un villorrio entre matorrales, ubicado a unos cincuenta kilómetros de Uagadugú, la capital. Una treintena de casas de ladrillos duros, dispersas en varios metros cuadrados, a veces precedidas por un patio cerrado con una pared, anticipan una pequeña represa. Bajo un gran árbol, unas cincuenta personas esperan. Aminata Ouedraogo, miembro del Comité Nacional de Lucha contra la Práctica de la Ablación (CNLPE en francés), se regocija: “Están motivados, ya es algo”. ¿Motivados por el supuesto interés en lo que les van a decir? ¿por la perspectiva de una distracción? ¿por la importancia que adquieren sus jefes? En cualquier caso allí están, los hombres en un lado y las mujeres en el otro.
Junto a tres colegas del CNLPE, Ouedraogo ha venido a animar una de las últimas “charlas educativas” de la (...)