En las hermosas avenidas de Teherán, atascadas por embotellamientos apocalípticos, no se percibe entre los peatones ninguna angustia relacionada con una eventual amenaza militar de Estados Unidos, presente ya en Irak y Afganistán, a las puertas de Irán. No hay nerviosismo en los aeropuertos, donde las medidas de seguridad parecen ridículamente laxas si se las compara con las de Europa o Estados Unidos. Tampoco los medios locales alimentan ninguna ansiedad, dedican sus titulares a otros temas: el viaje del presidente Jatami a África; el proceso al torturador de Abu Graib, Charles Graner, o las elecciones iraquíes.
Pero tras de esa calma aparente, se trasluce la inquietud. La prensa se apresuró a reproducir desde su publicación en The New Yorker la totalidad de la investigación de Seymour Hersh “The Coming Wars”. El periodista afirma allí que después de Irak la “guerra contra el terrorismo” proseguirá con un ataque contra Irán. Asesorado por (...)