En el centro de Asunción, la capital de Paraguay, en el número 710 de la calle Chile, entre dos altos edificios administrativos, la pequeña casa colonial de un solo piso y con las ventanas enrejadas tiene un aspecto poco atractivo. En la fachada hay una pequeña placa dorada: “Museo de la memoria”. En el interior, innumerables fotos ilustran los años de plomo de la dictadura de extrema derecha del general Alfredo Stroessner (1954-1989), una de las más brutales del continente.
En ese laberinto de salas oscuras, aparece la antigua oficina del coronel estadounidense Robert K. Thierry, que vino a “instruir” a los esbirros de Stroessner en las diferentes técnicas de tortura. Especialmente en la que terminó siendo la más tristemente célebre, la “pileta”, una bañera llena de excrementos en la cual se sumergía a los opositores, con frecuencia comunistas, hasta el límite de sus fuerzas.
Al fondo del patio, el visitante descubre (...)