El cuestionamiento del orden mediático se extiende a un número creciente de países. Son sus blancos la concentración de los medios de comunicación, la prostitución de la información y de la cultura en los mercados financieros. También en Francia, desde hace varios años, las reuniones públicas se multiplican. Las salas de conferencias están casi siempre llenas, los debates son apasionados. En el seno de las movilizaciones contra las regresiones neoliberales, son los objetos de ataque.
Simultáneamente, las acciones contra la contaminación publicitaria del espacio público ponen en tela de juicio la influencia de la publicidad sobre el espacio mediático; las luchas que los trabajadores temporales del espectáculo y los trabajadores precarios de la cultura, documentalistas y guionistas libran contra una producción audiovisual sumisa a los accionistas y publicistas, sugieren posibles convergencias con la resistencia de los periodistas refractarios y de los medios de comunicación independientes y cooperativos.
Los medios de comunicación dominantes (...)