Se suele hablar de los logros del movimiento feminista, pero ningún avance social, aun cuando se haya convertido en ley, queda grabado en mármol. La historia contemporánea lo demuestra a porfía.
Especialmente frágiles, los logros feministas se ven expuestos a diversos tipos de obstáculos: los ataques “masculinistas”, la reacción ideológica y la mala voluntad política o el bombardeo mediático del mito de “la igualdad ya alcanzada”.
En todos los países se constata la contraofensiva patriarcal. En todos se envía mayoritariamente al frente a las mujeres para que digan: el feminismo no pasará o no ha pasado, no es o ya no es útil, siempre fue nocivo o ha pasado a serlo. Entre ellas, ex feministas o simpatizantes, cuya palabra se degusta con esa fruición un tanto obscena antes reservada a las “confesiones” de ex estalinistas.
A menudo heredados de Estados Unidos, los temas son los mismos en todas partes: las feministas exageran puesto (...)