La noche de ese 7 de abril, la voz del presidente chipriota griego se quiebra: “Pueblo chipriota griego, te ruego que rechaces el plan Annan. Te ruego que el 24 de abril digas enérgicamente “no”. Te ruego que defiendas tu derecho, tu dignidad y tu historia. Sólo un “no”, un “ochi”, podría impedir la disolución de la República”. Tassos Papadopoulos se quita entonces sus gafas para que vean sus lágrimas y exclama: “¡Felices Pascuas!”.
Este melodrama televisado tenía como objetivo hacer creer a los chipriotas griegos que el plan de Naciones Unidas representaba una trampa mortal: 55 minutos dedicados a sus defectos, cinco segundos a sus ventajas. Acto seguido, la televisión estatal RYK dividió la pantalla en dos: de un lado, la multitud nacionalista aclamando vivamente a su héroe frente al Palacio Presidencial; del otro, los representantes de los partidos analizando los pros y los contras del plan. Llamados a votar, (...)