Las reformas educativas emprendidas por varios gobiernos de la Unión Europea, entre ellas la de Jean-Pierre Raffarin, se corresponden bastante con las recientes transformaciones inducidas al mismo tiempo por la globalización, la relativización del papel de los Estados-naciones y la reducción del perímetro del sector público. La universidad no escapa a la oleada neoliberal que tiende a reorganizarlo todo según criterios mercantiles, individualistas e inmediatos.
En Francia esta transformación se opera gracias a un sistema articulado de tres “reformas”: la reforma LMD (licencia, master, doctorado), que ya se aplica en algunas universidades; la llamada “modernización de las universidades” (antes ley “de autonomía”); por último, la del estatuto del personal de las universidades.
En los discursos de los “modernizadores” (sucesivos ministros de educación, presidentes de universidades, etc.), la LMD es presentada en principio como una armonización europea de las carreras. Mediante la creación de nuevos diplomas de bachillerato + 3 años (licenciatura) + (...)