Exclusión cultural y dumpings social

Pocos pueden negar que el discurso que hemos construido a propósito de la inmigración, en Europa y en particular en España, nos habla sobre todo de nosotros mismos. La construcción de la inmigración como un problema, incluso a veces el problema, es el resultado de un ejercicio en el que emergen, malgré tout, nuestros propios miedos, nuestras frustraciones, nuestras crisis. Es también –en el caso español– en buena medida resultado de la dificultad de asimilar los cambios profundos vividos en estos últimos veinte años, un ejemplo sobresaliente de aceleración histórica que no puede dejar de crear incertidumbre y, sobre todo en los sectores más desfavorecidos, precarizados y vulnerables, angustia y rechazo ante la vertiginosa transformación de valores, instituciones y prácticas sociales que han supuesto la modernización acelerada de nuestro país, la integración en Europa y en el juego del mercado global. Más concretamente, la transformación del paisaje humano al (...)