En Bolivia, la oligarquía de Santa Cruz contra Evo Morales

Llegar a Santa Cruz de la Sierra es una experiencia desconcertante. En el aeropuerto nos cruzamos con hombres engominados con trajes de tres piezas, familias menonitas de pelo rojizo, mujeres a las que alguna costumbre local parece obligar –cuando alcanzan cierto poder adquisitivo– a pasar por el bisturí de un cirujano plástico y taxistas que buscan clientes (que suelen tener la piel menos oscura que la suya). Más tarde, en dirección a la ciudad, sobre una línea recta que parece no terminar nunca, descubrimos el calor intenso, las planicies áridas, las carretas que son adelantadas por enormes vehículos todoterreno y los concesionarios de cosechadoras-trilladoras más actuales, expuestas como vehículos de lujo, que nos recuerdan de dónde proviene la riqueza de la región. Bordeamos barrios periféricos de miseria a los que les siguen edificios residenciales de lujo con piscinas en la azotea y gimnasios en la planta baja. Antes de llegar, (...)