- M. Ángeles Díaz Barbado
La metáfora usada por Adorno como aproximación al arte moderno: “El fragmento es la presa que hace la muerte en la obra de arte. Al destruirla, le quita también la mancha de su apariencia”, remite tanto a las condiciones culturales en las que surge el arte del siglo XX, cuanto a los límites que circunscriben todo intento interpretativo del mismo. Y si ya al inicio de su Aesthetiche Theorie afirmaba que “al perder las categorías su evidencia a priori, también la perdieron los materiales artísticos, como las palabras en la poesía” –reconociendo en la Chandosbrief de Hofmannsthal el más enérgico testimonio de ello–, más adelante y como desarrollo de los mismos supuestos, precisará que todo el arte moderno debe entenderse articulado a un problema de lenguaje, fundado en la crisis que inaugura el (...)