El 31 de mayo de 2020, el excapitán de paracaidistas Jair Bolsonaro, elegido presidente de Brasil diecinueve meses antes, salió del Palacio de Planalto para sumarse a una manifestación que reclamaba la intervención de los militares para meter en cintura al Congreso y al Tribunal Supremo Federal (STF, por sus siglas en portugués), la máxima institución judicial del país. Era la cuarta vez que esto se producía desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyo trabajo ha sido desacreditado por el presidente brasileño, calificara el brote de la covid-19 como una pandemia el pasado 11 de marzo. Sin duda preocupado por que la imagen quedase grabada en la memoria, Bolsonaro hizo su entrada en la plaza de los Tres Poderes, en Brasilia, a lomos de un caballo de la Policía Militar.
Aunque había optado por una simple camisa azul, sin las condecoraciones militares que caracterizan las fotografías ecuestres de (...)