En 1896, un año después del nacimiento del cinematógrafo, la francesa Alice Guy, de 23 años de edad, rueda La Fée aux choux. Esta película de 51 segundos la convierte en la autora de la primera ficción fantástica de la historia del cine y también en la primera mujer cineasta. Continúa su actividad de directora durante veinte años, en Francia y Estados Unidos, donde crea su propia productora cerca de Nueva York junto con su marido Herbert Blaché. Dirige cientos de cortometrajes y algunos largometrajes antes de tirar la toalla, arruinada, por no haber visto a tiempo que el futuro estaba en Hollywood. Durante mucho tiempo ha permanecido, cuando menos, olvidada y privada de su obra, como se puede comprobar al leer al historiador del cine Georges Sadoul, quien ni siquiera la cita. Tras haber encontrado por fin algo de público en Francia –desde 2007, un galardón con su nombre (...)
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Cine
El renacer de las pioneras
Olvidadas por los historiadores, decenas de directoras y guionistas contribuyeron a principios del siglo XX a la edad de oro del cine mudo. Entre ellas, Lois Weber, retratista de la vida cotidiana de las estadounidenses y cuya obra fue pasto de las llamas en su casi totalidad.
por Philippe Person,
septiembre de 2020
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